viernes, 7 de septiembre de 2012

Un perro fuera de foco.




Con el tiempo mi trabajo era más monótono y predecible, no tardo en llegar el momento en que mi eterna disconformidad me muestre que lo natural es lo que realmente deseamos.


Llego ese viernes 19 de septiembre un día normal donde mi café en el diario estaba mas frío de lo común, note que fui uno de los primeros en servirme y le eche la culpa a mi ansia. Creía que si solo e
sperara un poco más y me hubiese servido después de otro el filtro se encontraría mas caliente.
Dicha ansiedad siguió jugando conmigo como si toda mi vida dependiera de ella; Entonces llego mi primer noticia a cubrir del día, se trataba de una historia de amor, de un perro cuidando la tumba de su dueño luego de dos años de la muerte del damnificado, en un cementerio en las afueras de la ciudad. Me dije “bah... Mas de lo mismo”.
Tome mi cámara digital y fui hacia el auto con la idea de que este día era uno mas en el que conseguir una buena toma.

Camino a la necrópolis, con el volumen de la radio lo suficientemente alto como para revestir mis pensamientos, deje que cada bit que representaba gráficamente con los golpes de la palma de mi mano al volante, se encargaran de cambiar mi aburrida tarea.

Nadando en mi imaginación pase 2 semáforos en rojo y permití que el destino cumpla otro rol modificable por el entorno, me dejo de preocupar ser la noticia del diario del sábado.
Después de 2 horas de viaje cruzando una ciudad opaca, marcada por el cemento y alejada de la naturaleza; Me sentí un poco mas a gusto con el verde que rodeaba las catacumbas. Crucé la inmensa puerta de reja forjada en acero y sentí el viento helado en mi cuello descubierto, busque al cuidador del cementerio pero parecía que me encontraba solo entre lapidas.

Después de un tiempo visualice al perro de la noticia pero no hubo forma de hacer foco en el, creí que mi cámara estaba rota y me dedique a sacarle fotos a las gárgolas que protegían las panteones.
Fue entonces cuando note que la imagen de la cámara era diferente a la de la realidad. Un ángel de piedra había posado para mi cámara de una manera muy distinta a como se veía en realidad, se podía distinguir que señalaba en una dirección; Pensé en darle una oportunidad mas a la cordura y le tome otra foto para darme cuenta que señalaba en la misma dirección con mas énfasis.
Note que sucedía algo totalmente raro y alejado de lo cotidiano que tanto detestaba, pero no lo supe apreciar.

Me dirigí hacia donde el arcángel de roca me guiaba, pero no encontré nada, le saque fotos a otros gigantes de piedra que seguían señalándome un camino que sinceramente...
Dudaba en llevar a cabo.

Seguí caminando y me encontré con una lapida que tenia mi nombre, en un epitafio que decía “A los que abandonan el mundo les espera el propio” .
Crucé todo el camino que ya había hecho para llegar a la puerta que estaba cerrada con cadenas y candado. Fui tan ansioso al entrar y recorrer en búsqueda de mi foto que no le advertí a nadie de mi presencia; Otra maldita broma del destino! Tome mi grabadora de mano y comencé a relatar mi estadía en la necrópolis, desgarre cada escena antes vista para reformarla en palabras para mi casette de 80 min.
Tenía miedo y comprendía que alguien quería que me quede en una ciudad que no me pertenece, cuando abrí las puertas de este mundo de muertos el otro simplemente quedo atrás.

Le saque otras fotos mas a las estatuas que esta vez tenían una macabra sonrisa dibujada mientras que mantenían énfasis en dirigirme hacia mi propia tumba.
Llegue al lugar más aterrador del cementerio por creer que es el que me pertenece y note que debajo de mi lapida en mi cripta había una puerta, mire hacia todos lados y dije “nada pasara”
Apenas pase por la puerta mi cuerpo se empezó a tornar mas pesado, mis articulaciones se disminuían y empecé a volver a subir las escaleras húmedas por las que baje al pasar la puerta. Los escalones que parecían tan concretos se volvieron blandos como el barro imposibilitándose subir del todo; Pude agarrarme de mi propia lapida y subí gracias a ella, hacia lo que creía que era el mundo real, pero esa lucha por no caer me dejo completamente sin energías.
Me senté sobre mi lapida y mi cuerpo cada vez pesaba mas, intente mover los dedos de los pies ... Fue inútil, quise ver que ocurría y note que mis piernas eran de piedra de las rodillas hacia abajo quise escapar pero me era imposible moverme. Grite y nadie me escucho, entonces esa tarea que cumplían las gárgolas de cementerio empezó a ser mi única tarea.

La cripta que me pertenecía aunque estuviera vacía, alojaba a alguien que era idéntico a mi pero con el cabello mas negro y cruzo la puerta para irse caminando por el bosque de los muertos a vivir la vida que yo no supe vivir; La rutina de la que me quejaba se hizo eterna

mis expectativas siempre fueron de piedra, inmodificable e inamovibles.
Sin darme cuenta marque mi propio final.

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