jueves, 7 de marzo de 2013

INSTRUCCIONES PARA BAILAR


Contribución a Julio Cortázar


Cuando uno escucha la música que contrae la rodilla, suelta el pie para marcar el bit más estrecho y destacable, con un ligero movimiento de sube y baja que alcanza a empapar de sangre viscosa y vigorosa todo el ancho de la pierna. Solo en ese caso uno se puede sentir apto para bailar con la racionalidad en el bolsillo.
De la canción establecida o impuesta por la habitación que la encierre usted debe tener prudencia, puede temer del movimiento cotidiano como el de correrse el cabello de la cara para asomarse ante unas letras o el zapateo cotidiano con el que se ablandan las chancletas para desprenderse del pie. Piense en cómo se movería frente a un panal de abejas furiosas y elimine de su imagen las abejas, el panal, la furia, la discordia y los movimientos bruscos; Se encontrara bailando con el desdén de las articulaciones o factores motrices, vera la complicidad de sus partículas para brindar el movimiento más vivo que vio esbozarse y la cara contestara ante tan sagrado conjunto de movimientos certeros con una sonrisa; No nos olvidemos que el baile es para todo el cuerpo y el barco embotellado al que peculiarmente llaman alma. Si usted no disfruta no está bailando.
El baile se puede realizar también sin música, dentro de un colectivo de línea o en una playa Ibérica, pero solo va a ser baile cuando usted pierda las ataduras del día a día y encuentre el cuerpo bello al movimiento establecido por el compás musical 

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